Wednesday, February 24, 2021


LAS AVENTURAS DE FERJO MUOVI Y DALIA



CAPÍTULO 4: El regreso a Mibosan


Me llamo Slob-Unim, y desde hace unas semanas estoy como polizón en esta nave, "el pajarillo diligente", la capitana Dalia me trata bien, como un miembro más de la tripulación, aunque Ferjo pretende que sea su compañero de juegos, juegos que no me gustan, ni me importan, por lo general se mete comigo y me llama R'tahkerjo que en su idioma significa "gilipollas" o algo así.


Esto es por lo que que no me siento muy bien con él en la nave, no obstante, desde que salimos de Kardodeon-7 hemos vivido grandes aventuras, no solo en el planeta de los arquitectos estelares, si no en muchos más, cada vez me siento más como un miembro de la tripulación, incluso Ferjo me está enseñando a disparar con cargas no letales dentro de la nave. Tambien....


Manotazo en mi consola, cabeza de polla esto es importante, vamos al puente.


-¿Qué es lo que pasa Ferjo? -dice Dalia-

- Tuve una conversación telepática con la Madre de Mibosan, te lo creas o no

- Y qué es lo que te dijo? -dice con un tono sarcástico-

- Dalia, no me jodas, esto no es ninguna coña -dice agarrándola por su camiseta-

- Ok, ok, cual fue el mensaje?

- Debemos regresar a Ayridul, el planeta de los arquitectos estelares

- ¿Qué? ¡No! Están inmersos en un gran agujero negro, podría absorbernos si nos acercamos demasiado.

- Mírame a los ojos Dalia, crees en mí?

- Mierda no, pero si tenemos que ir vamos.

- Hay que orbitar ese agujero, tengo instrucciones de la Madre.

Me preocupa que Ferjo haya sido corrompido por dioses paganos ancestrales, hay muchísimos en la galaxia, pero en mi experiencia ninguno cumple pese a las oraciones y sacrificios. En Karodeaon-7 teníamos nuestro propio panteón, pero nadie hizo nada nunca por terminar la guerra, tengo cierto respeto hacia ellos, pero igualmente soy cauteloso.

- Dalia, la Madre de Mibosan está sufriendo y como recompensa nos ofrece combustible permanente y además drenar parte de la energía del agujero negro en el que está orbitando Ayridul que nos permitiría viajar en el tiempo. ¡Podríamos ir a casa!, ¡Qué coño, podríamos ir a casa en los 80s!

- Aunque no me apasione la idea pondré rumbo a la luna de Mibosan.


Tras un par de días aguantando a Ferjo, y aprendiendo sobre la nave con Dalia mientras orbitamos Ayridul, llegamos a esa luna llamada Mibosan que jamás había visto.


- Ok, coged lo indispensable.


- Oye, la última vez no nos recibieron bien no?


- Bueno, llevad solo lo necesario, Slob, tú igual.



Al final alunizamos en aquel paraje inhóspito, plagado de antiguos riscos y ciudades excavadas en las rocas, yo sujetaba mi pistola, pero Ferjo me agarró del hombro y me dijo:


- Tranquilo majo, que son colegas.


No estoy muy seguro de creer a Ferjo, es un tipo bastante raro, no obstante debo seguir a ambos mientras nos internamos en las cavernas. Sin duda no hubo ningún tipo de oposición mientras serpenteábamos esas estrechas grutas, Ferjo y Dalia hablaban amigablemente lo cual me tranquilizó, pero mientras bajábamos algo perturbó a Ferjo y lo hizo hincarse de rodillas mientras llevaba las manos a sus sienes. 


- Alguien mora aquí, alguien antiguo y oscuro que busca las riquezas de este mundo -dijo Ferjo- justo antes de desmayarse.


Dalia estaba impresionada y asustada, pero Ferjo se levantó empuñando con dificultad su inseparable Schofield.


Me sorprende este hombre, en las situaciones más desesperadas es capaz de levantarse e incluso arengar a los demás.


Una vez hubimos llegado a la entrada de la caverna principal, donde parece ser que estaba lo que buscábamos, una silueta grande e imponente se alzó diciendo:


- No pasaréis


A lo que Ferjo contestó


- Tú no perteneces a este lugar, yo soy el protector de Mibosan y por tanto vas a perecer hoy aquí por mi mano, tu sangre correrá hasta el lago y será absorbida por la Madre como siempre ha sucedido con herejes y saqueadores como tú.


Realmente no sabía absolutamente que hacer, ni que decir. Dalia se acurrucó conmigo en el pasillo y me dijo al oído: "No te preocupes, alguien tan idiota como él no puede morir hoy" Mientras ojeaba una antigua moneda de oro con una lágrima en su mejilla.


Un condosiano enorme, de piel entre rojiza y gris, pelo largo, rizado y de color dorado.  Llevaba pinturas de guerra, pertenecientes a su tribu, saqueadores de tumbas, una especie que llevan siendo carroñeros duante milenios. Su hacha bipenne brillaba al tacto de su dueño, un auténtico conquistador espacial. En la otra esquina estaba Ferjo, con su Schofield de 7 tiros, un brazo roto y muchísima imaginación.


El condosiano se lanzó como una bestia con su hacha a lo que Ferjo le contestó con un tiro en la boca, desafortunadamente no contaba con la potencia de fuego suficientemente como para detener a alguien así, no obstante nuestro hombre no paraba de sonreír mientras el foráneo entraba en cólera:


- ¿Qué te hace tanta gracia humano?


- Simplemente que no vas a sobrevivir, puto condosiano de mierda -dijo guiñándole un ojo-


- Te voy a romper todos los huesos del cuerpo


- No te diría yo que no -dijo Ferjo en su tono sarcástico de siempre-


Mientras el condosiano corre a cuatro patas hacia él como una bestia, nuestro héroe ve una grieta en el techo y en un latido su revolver lanza un par de cargas dejando caer varios cascotes encima de ahora su pobre enemigo que agoniza entre gorjeos, maldiciones y una densa sangre azul opaca que emana de su mandíbula. Ferjo encorva la cabeza y le dice:

- ¿Creías que podrías conmigo?, de hecho, ¿Crees que incluso toda tu tribu puede detenerme? ¿Unos simples de saqueadores de tumbas? 


Dicho esto Ferjo saca su revolver y descarga toda su munición restante sobre el condosiano moribundo. Dalia y yo acudimos, pero unos mibosioanos nos impiden el paso.

Ante mi total desconcierto, una masa similar al mercurio se alza en la caverna y engulle a Ferjo, tras unos instantes  cae al suelo de rodillas y nos lo llevamos de vuelta a la nave, los mibosioanos nos escoltan.


Cuando se despierta tras un par de días, ya no veo esa sonrisa socarrona en su rostro, simplemente mira a Dalia y tras unos segundos a mí, después simplemente se limita a decir: 


Esto ya es Mibosan.

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