Thursday, December 31, 2020

EL CABALLERO

No fui capaz de ver
Más allá de la cabecera,
Pero la observaba
Tras la encimera.  

Viendo los mil y un deslices
De mi hereje pretendiente,
Como amante dije,
Quién es aquel que se atreve
A mancillar el preciado
Cuerpo de mi compañera?

A lo cual él respondió,
Uno al que nada teme.
Pero si vuestra guardia
La guarda, mis esfuerzos
Serán en vano para liberarla.

Si por ella queréis luchar,
Conmigo vuestro acero debéis de templar

Mas el novio se sintió rehúso
Ya que su acero estaba inconcluso

Si con ella queréis estar,
A mi campeón debéis derrotar.

El caballero llevaba peto y espaldar,
No poca cosa a la que derrotar,
Morrión ceñido y cara de pocos amigos.

Tras varios lances a aquel pudo derrotar
Mas no sin su semblante revelar.


Ante la muchedumbre dijo:
Soy yo, mi amor,
Pero no os fijéis en ellos,
Ya que vuestro sino será en mi reino.


Wednesday, April 29, 2020

EL AISLAMIENTO

Con esto de la cuarentena
Estamos jodidos de verdad,
Todos estos días en aislamiento
Son un aburrimiento.
Igual que estar presos,
¡Nos falta el aliento!

Pobres personas con
Empleos y buenos sueldos,
Pareja, familia e hijos
Además de una nutrida vida social,
Al menos no nos falta salud,
Pero pobres, pobres somos de verdad.

¡Qué desilusión y qué fatalidad!
Ya no podemos ver el fútbol,
Y mucho menos salir al bar,
Tenemos que hacer cola,
Hasta para poder ir a comprar.

¡Qué contrariedad! Solo podemos
Hablar con nuestros seres queridos
Por teléfono, Skype o WhatsApp.
Si esto se alarga mucho
Nos vamos a suicidar.


Mientras tanto una sonrisa burlona
Se aprecia en la oscuridad.

Friday, April 24, 2020

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LAS AVENTURAS DE FERJO MUOVI Y DALIA

Capítulo 3: Los arquitectos cósmicos


Me llamo Daniela y gracias o a pesar de mi situación abrevié el nombre a Dalia, soy la capitana de esta nave que he construido yo misma y como segundo de abordo llevo... Bueno a mí colega arqueólogo, de hecho era mi jefe antes de que empezara toda esta locura, se hace llamar Ferjo Muovi y es un friki de la ciencia ficción y tiene una conducta bastante caótica que intento sobrellevar como puedo, pero sabe como actuar en situaciones difíciles

Realmente en eso tiene razón, no nos interesa exponer nuestras identidades por lo que pueda pasar, de momento y tras los sucesos acaecidos en Karodeon-7 llevamos a Slob-Unim  en la nave como polizón, no me resulta un incordio, es bastante eficiente en todos los aspectos, como copiloto e ingeniero debido a su formación militar. Por esta razón me dan ganas de expulsar por la exclusa de la nave a Ferjo, pero es un buen copiloto y estratega militar, por no hablar de su don para la arqueología aunque sea en planetas alejados de la Tierra, los tres hacemos un buen equipo, excepto cuando le está enseñando a Slob-Unim a jugar a videojuegos y otras tonterías como ahora mismo.

- ¿Qué coño estáis haciendo?

- Si eres incapaz de comprender lo que es una Atari 2600 no eres digna de pilotar estar nave

Con unas grandes ganas de partirle la cara vuelvo a la consola de mando

- Parece que ahí hay un planeta interesante, podemos aterrizar e investigar

- Venga ya, ¡estábamos con el River Raid!

Hago los cálculos para el aterrizaje y nos dirigimos a ese extraño planeta, o luna, es bastante común y figura en los archivos de la computadora como el hogar de un antiguo pueblo de gran poder, pero sin datos adicionales.

Como siempre, nos preparamos con nuestros bártulos, armas y el extractor de la nave configurado en el brazal de Ferjo listo por si hubiera alguna contingencia inesperada.

- Es un planeta desierto, ¿por qué te tomas tantas molestias? No me apetece cargar con mi fusil de francotirador electromagtico.

Sé que a Ferjo le encanta llevar sus armas aún más que a mí, se convirtió en un guerrero en estos años aunque no quiera admitirlo, lo de Slob-Unim ya es otra cosa, a pesar de ser criado para combatir aún es incapaz de levantar un arma, lo que nos podría causar problemas.



- Simplemente bajaremos y veremos lo que hay, una misión de reconocimiento, nada más.


Vagamos durante un tiempo por las dunas de este planeta gris asombrándonos de sus bellos paisajes. Montañas, antiguos senderos que fueron ríos en una época distante, hasta que somos capaces a ver una gran edificio, probablemente el hogar de una antigua civilización. Hacemos una pausa en el camino para descansar y comer, la fortaleza parece estar aún más lejos en la mañana y seguimos nuestra jornada bajo la luz de una enana roja. Con el amanecer el planeta se tiñe de un bermellón intenso y usamos nuestras gafas oscuras para seguir el camino, como he descrito la construcción se vuelve más y más distante según avanzamos, pero ningún peligro nos acecha.

Consternados, discuten sobre volver al "Pajarillo Diligente", pero yo no estoy dispuesta a dejar pasar esta oportunidad, una raza de seres misteriosos vivieron aquí y según las crónicas su poder era inconmensurable. Quiero dejar constancia de esta misteriosa raza y a ser posible encontrar algún tesoro u objeto perteneciente a ella. A pesar de que estamos caminando mucho Ferjo no me da la chapa, solo a Slob-Unim, ya encontró a un amigo con el que jugar...


Seguimos caminando pero las ruinas aún son más lejanas. ¡Imposible! Aunque la palabra imposible ya no entra en mi vocabulario quiero saber que está pasando aquí, finalmente a causa del hambre y la sed nos desmayamos. Siento algo, pero no se muy bien que. Cuando despertamos, totalmente conscientes, hidratados y nutridos estamos en una estancia exquisitamente decorada, parece una celda sí, pero una celda "de oro" como se suele decir.

Tras examinar todo, sin encontrar una miserable grieta, una puerta se abre y aparece un caballero alto, bien parecido, elegante con el pelo canoso. Nos mira con condescendencia y nos guía por las galerías del palacio mientras nos explica cada detalle de este pomposo palacete espacial. Finalmente llegamos a una especie de salón del trono donde un extravagante personaje nos recibe.

- ¿Quién eres? ¿Qué quieres de nosotros?

- ¡Oh querida niña!, de vosotros no buscamos absolutamente nada, simplemente llegasteis aquí por error.

- Entonces, ¿Por qué nos retenéis?

- Sois motas en el cosmos, simplemente una anécdota para mi pueblo.

- ¿Qué pueblo? ¿Quiénes sois? - Dice Ferjo -

- ¡Oh! Somos arquitectos cósmicos, nuestro fin es el sumun de la belleza. Todo lo que es bello en el universo ha sido construido por nosotros desde el mismo principio de este.

- En serio tío, has visto a Slob-Unim? Es igual que una polla con piernas. Si vosotros buscáis el "sumun de la belleza" quién narices lo ha creado a él?

- Sabes que estoy delante, verdad?

- Vuestra estrafalaria cháchara me aburre, tengo asuntos más importantes que tratar.


Se levanta y se va como un auténtico divo, jamás había visto a alguien tan pagado de sí mismo.


- Ok. ¿Y qué vamos a hacer con estos elitistas cósmicos, Dalia? Nos han quitado nuestras armas.

- Dudo que pudiéramos hacer algo contra esta gente con armas comunes, debemos manipularlos para que nos suelten, si son tan vanidosos como parecen, creo que tengo una idea....

Ferjo comienza a buscar en su cinturón sacando todo tipo de artefactos y cachivaches extraños que jamás había visto.

- ¡Ajá! La llave cósmica del pueblo carolingio, no los de la tierra, los de Karoln
, recuerdas cuando estábamos comerciando con aquellos contrabandistas expéligos en las ruinas de...

- ¡Cállate de una puta vez y dime que hace esa llave!

- Teóricamente, y según ellos, se adapta a cualquier cerradura existente en la galaxia, aunque no puedo confirmar que no sea un timo.

Ferjo usa la llave en la parte noroeste de la celda, donde se abrió la puerta anteriormente, parece un poco consternado, confuso y a la vez preocupado.

- Mmmmm, la llave funciona y está intentando adaptarse a esta tecnología, pero es posible que los carolingios no tuvieran ni idea de como funciona esto.

Se abre la puerta y entra el mismo tipo canoso de antes.

- ¡Ah! Una llave carolingia, muy útil si tratáis con civilizaciones carentes de una conciencia cósmica, no obstante, inútil con aquellos que podemos moldear el espacio a nuestro antojo -dice con sorna mirando con desinterés la llave-

- Veo que no carecéis de imaginación, creo que vuestras ideas podrían servirnos, Diez así lo quiere -dice con una tenue sonrisa en su rostro-

Salimos de la celda y continuamos vagando, y a la vez, maravillándonos con tan abrumadora decoración, cuando llegamos a una sala enorme y vacía donde uno de los suyos hacía lo imposible, mediante los gestos de sus manos colocaba estrellas, galaxias y otros fenómenos astronómicos como si fuera un simple puzle.

- Aquí tenéis a nuestro Gran Arquitecto, uno de los más entre los nuestros, por favor, seguid hablando con él -dice mientras se marcha de una forma casi etérea-

Sin articular una sola palabra, nos mira con vehemencia y dice señalando con su dedo enguantado en el mapa:

- Aquí está la Tierra, este es vuestro hogar.

- ¿Por qué nos la muestras si nos vais a tener aquí prisioneros?.

Chica de la Tierra, yo no pretendo tener a nadie prisionero, simplemente soy un arquitecto, mi nombre es Nueve, Diez es quien os recibió en el salón del trono y Ocho quien os trajo hasta aquí.

- ¡Ostias! ¡Sois el Barrio Sésamo espacial!

Nueve escucha y mira con atisbo de duda.

- No le hagas caso, siempre está haciendo bromas estúpidas, dinos ¿Por qué estamos aquí y qué queréis de nosotros?

- Conceptos, ideas nuevas, algo más estilizado, nuevas tendencias que vengan más allá de donde nos encontramos ahora mismo.

Veo que Ferjo busca algo entre sus cachivaches y me pongo nerviosa.

- ¡Oiga señor Nueve!

- ¡Sí! -dice volteando su cabeza sin dejar su tarea-

- Como aquellos, dotados de gran clarividencia, y que conocen más allá de lo que los mortales podemos ver, estarán familiarizados con el viaje entre dimensiones. Viajes a través de agujeros negros usando cargas de materia y antimateria. ¿No?.

- ¡Jaja! Me divierte tu charla, aunque también me resulta peculiar. ¿Qué sabes de esos viajes pequeño? -dice con condescendencia-

- Sé que no se puede viajar de un lado a otro solo con una de esas sustancias, la falta de la otra os reduciría a polvo cósmico.

Miro a Ferjo con preocupación, Slob-Unim abre mucho los ojos y Nueve parece intrigado.

- ¿Cómo puede ser eso posible? Ni nuestros mayores científicos han podido desentrañar ese misterio.

- Bueno, probablemente ellos no, pero los uljarianos, que vivieron miles de años antes sí -dice mientras saca un pequeño orbe que parece de sílex negro, muy brillante, con unas bellos y extraños motivos labrados además de un centenar de pequeñas púas que orbitan a su alrededor-

- Esto me lo encontré en un ancestral templo uljariano, tiene el poder de hacer que quien lo posea viaje a través de dimensiones, espacio y tiempo. La pega es que está inactivo, ¿crees que puedes activarlo? Si lo haces os lo quedáis y nosotros nos vamos. ¿Hay trato?

Nueve lo mira sin cesar con el ansia de un científico loco, conociendo las antiguas leyendas ni siquiera se lo plantea y lo agarra haciendo una serie de modificaciones con sus poderes.

- ¿Por qué no sabía que tenías eso y qué es?

- Ya lo verás, agarraros todos a mí.

En un segundo un destello nos ciega y estamos de vuelta en la nave, me levanto de la consola de mando y Ferjo aparece desperezándose.

- ¿A qué fue muy pro, eh?

- No sé de qué estás hablando, ¿Qué ha pasado?

- Cuando encontré ese artefacto y leí lo que decían las ruinas sobre él, se lo llevé a un hacker de ascendencia uljuriana bastante competente en el planeta Karoln, lo modificó para que en un caso de extrema necesidad lo pudiéramos usar como un arma contra peña muy tocha como esta. Por cierto, ¡mirad que chulo está el planeta de esos pedantes estelares ahora mismo!

En efecto, el planeta de los arquitectos estelares existe y no existe, explota debido a la colisión tras entrar al agujero negro, pero con el artefacto convertido en una ojiva bio-temporal, están atrapados en un bucle haciendo que suceda una y otra vez sin parar. Sin duda esos tipos ya no serán un problema para nosotros, o quién sabe.

Hasta aquí el diario de Daniela Baptista, alias Dalia.

Friday, April 17, 2020

LAS AVENTURAS DE FERJO MUOVI Y DALIA

Capítulo 2: La batalla por Karodeon-7


Hace ya varias semanas que partimos de Mibosan, sin embargo aún tengo en la mente toda la historia de su civilización, de modo que estoy escribiéndola en el ordenador de a bordo para dejar constancia de este peculiar pueblo.

Mientras escribo una gran sacudida me devuelve a la realidad y salgo corriendo hacia el puente, es un milagro que aún no haya cogido el tétanos o me haya matado, cables colgando por todos sitios, barandillas metálicas oxidadas y un sin fin de cosas tiradas por doquier, finalmente llego al puente no sin dificultad.

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Asteroides?

- No, nos están disparando pero no sé quien, ni desde donde, deben tener unos sistemas de mimetización muy avanzados, la nave ni siquiera reconoce las señales energéticas de sus propulsores.

- ¿Los escudos aguantarán?

- No demasiado, si siguen así no duraremos ni quince minutos.

- Muy bien, entonces juguemos a “La caza del Octubre Rojo”

- Si no podemos engañar a sus sensores nos destrozarán en segundos.

- Es lo único que podemos hacer ahora mismo, voy a apagar todos los sistemas.

”La caza del Octubre Rojo” como yo la llamo es una estrategia bastante peligrosa que requiere mucha sincronización, lanzamos una carga térmica al mismo tiempo que entramos en modo de suspensión e invisibilidad a la vez, así con suerte creerán que sus descargas han destruido la nave.

- Estamos listos, a la cuenta de tres soltamos al bebé y que sea lo que Dios quiera - digo volviendo al puente -

- Escudos al máximo a popa, sistemas apagados excepto el soporte vital, mimetizándonos en tres, dos, uno... ¡DISPARA!

Y así en un movimiento perfectamente coordinado salimos despedidos con la esperanza de que no nos encuentren, los escudos están demasiado debilitados y el casco ligeramente dañado como para seguir aguantando más descargas láser.

Esperamos nerviosos alrededor de una hora prácticamente sin mover un músculo, parece que se han ido, o eso o están acechándonos, y eso es exactamente lo que están haciendo, vemos como las naves comienzan a dejarse ver, son simples cazas, naves pequeñas monoplaza que nunca había visto antes, con un diseño demasiado futurista incluso para mí.

¿Quiénes eran? ¿Por qué nos atacaban? No son simples piratas, los piratas estelares no tienen esa tecnología y sus cazas no se adentran en el espacio profundo.

En fin, es hora de continuar con nuestra vida, se alejan y nosotros volvemos a la rutina habitual, buscaremos un planeta medianamente civilizado para arreglar este desastre y con suerte encontrar algo interesante.

- Bueno ¿Y ahora a dónde vamos? ¿Hay registros de alguna civilización interesante en el ordenador? - dice Dalia -

- ¡HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ!

- ¿Ya empezamos?

- ¡No es coña! Bueno sí, pero es que estamos literalmente al borde de todos los mapas estelares que tenemos, la carta de navegación no llega más allá.

- Y no podemos llegar al planeta más cercano en estas condiciones. Amplía la pantalla a ver si podemos ver algo.

- Hay una galaxia a unos cuantos años luz de aquí, podríamos saltar y llegar.

- Sí claro, y también podríamos estrellarnos contra una estrella o acercarnos demasiado a una supernova, no podemos hacer un salto a ciegas.

- Es lo único que podemos hacer, eso o rezarle a San Judas Tadeo, lo que prefieras.

- Me pones enferma.

- Solo era una idea, además ¿No te mola la idea de ser como Colón? Yo me pido ser uno de los pinzones.

Expresión de hartazgo en su cara y con rabia activa la hiperpropulsión de la nave, cuando ya estamos dentro de dicha galaxia veo que cierra los ojos y ruega por no toparnos con algo desagradable.
Finalmente llegamos y para nuestra sorpresa nos encontramos inmersos en lo que parece una inmensa batalla espacial, naves de todo tipo bombardean el planeta, entre ellas veo cazas similares a los que nos atacaron antes revoloteando como mosquitos. Desde la superficie responden con una fuerte resistencia derribando grandes cruceros.

Estamos en un fuego cruzado y Dalia hace malabares para intentar esquivar naves y descargas. De repente vemos el piloto de comunicaciones parpadeando, nos están llamando, afortunadamente nuestra baliza y mi brazal llevan un traductor instantáneo incorporado que es capaz de analizar el lenguaje y traducirlo en segundos tanto para nosotros como para ellos.

- A ver quienes son nuestros belicosos amigos, voy a descolgar - Digo abriendo la comunicación -

- Identifíquense, no son una nave karodeoniana. ¿Quiénes son y por qué están aquí?

- Somos exploradores, hemos acabado aquí por error, no podíamos regresar a un planeta conocido, así que nos hemos internado en esta galaxia en busca de ayuda.

Bruscamente la llamada se corta.

- ¡Uy! Me parece que al señor cara descompuesta no le gustamos mucho.

- Están en medio de una guerra. ¿Qué esperabas que te llevaran a su nave, te dieran un abrazo, te arroparan con una manta y te dieran un caldito de pollo?

- Pues no estaría mal.

De inmediato empezamos a movernos, nos están atrayendo hacia una de sus naves con su rayo tractor. Una vez dentro observo el diseño, es igual al exterior, futurista, paredes rugosas, sin esquinas, superficies difícilmente describibles, tiene un aire orgánico muy extraño.


Cuando llegamos y antes de bajar programamos la baliza y mi brazal con las coordenadas de nuestra nave por si acaso, finalmente salimos, nos reciben varios soldados embutidos en algo similar a una armadura con el mismo aspecto de la nave, sin embargo no llevan armas y tampoco se fijan en las nuestras, realmente inquietante. No nos hablan simplemente nos escoltan por los pasillos.

Hay muchos operarios, soldados y oficiales haciendo cosas de operarios, soldados y oficiales, vamos lo típico. Nos llevan a una sala vacía y nos tememos lo peor, yo acaricio suavemente mi revólver con nerviosismo. De inmediato estamos en otra estancia, el puente, un sistema de teletransporte francamente eficiente. Parece que nos han llevado hasta el puente de la nave capitana, allí está nuestro anfitrión, no lleva el mismo uniforme y tampoco usa máscara o casco, un tipo realmente difícil de mirar.

- ¿Así que vosotros sois los extranjeros? ¿Quiénes sois y de dónde venís?

- Ella es Dalia y yo me llamo Ferjo, venimos de la Tierra ubicada en una galaxia muy, muy lejana - digo con sorna, algo que parece no entender -

- Yo soy Brakaman, comandante en jefe de esta flota, lidero la operación para recuperar nuestro planeta de esos invasores karodeonianos.

- ¿Puedes darnos un poco más de “background”?
 
Me mira extrañado y Dalia me mira con una sonrisa cómplice.

- Sí, un poco de historia, por qué estáis en guerra, que ha llevado a todo esto.
 
- Nosotros vivíamos allí - dice señalando con nostalgia el planeta- En lo que ahora ellos llaman Karodeon-7, éramos un pueblo sencillo sin interés alguno en la tecnología, desarrollamos nuestros avances como civilización mediante la bioingeniería y alcanzamos la capacidad del viaje hiperespacial antes que ellos, pero no estábamos interesados en las armas o la conquista, ellos sí, cuando alcanzaron ese punto comenzaron a anexionarse planeta tras planeta llegando finalmente al nuestro y expulsándonos de él.

Tuvimos que emigrar a un asteroide no muy lejano alejado de sus miradas donde reconstruimos nuestras antiguas ciudades y nuestros científicos idearon métodos que nos ayudaron a sobrevivir, esta vez sí creamos armas, íbamos a recuperar Manthrak a toda costa, creamos poderosas armas para recuperar nuestro hogar, pero aún seguimos en guerra tras más de 200 años.

- No suena muy halagüeña la situación, no.

- Espero que esta sea la última ofensiva y que por fin podamos volver a casa.

- Una preguntita. ¿Por qué vuestras naves nos atacaron?

- Era una avanzadilla de exploración, buscaban ayuda en planetas cercanos.

- Si buscaban ayuda ¿Por qué no se pusieron en contacto con nosotros en lugar de atacarnos?

Silencio incómodo.

- Probablemente una confusión o un mal funcionamiento del sistema de comunicaciones.

- Ya, si ganáis ¿Qué pensáis hacer con los karodeonianos? Si tienen más colonias tendrán bastantes recursos y la guerra continuará por toda la galaxia.

- Vamos a acabar con todos ellos en todos sus territorios.

- ¿Un genocidio?

- Solo les vamos a devolver el daño que nos causaron - dice con una tranquilidad pasmosa mientras mira por la ventana con las manos cruzadas a la espalda -

- Es excesivo, creo que voy a pedir una segunda opinión.

Inmediatamente agarro a Dalia y uso los controles de mi brazal, antes de que pueda decir nada ambos ya estamos de nuevo en el “Pajarillo Diligente”, entre el tumulto de la batalla los hangares están abiertos, así que tardarán un rato en recibir la noticia de nuestra fuga, aprovechamos para despegar y salir a velocidad ridícula rumbo al planeta.

Varios cazas nos persiguen y me veo obligado a ponerme a los mandos del sistema de armamento, la guía de apuntado automático se volvería loca con tanto alboroto, además soy buen tirador.

Entre pitos y flautas conseguimos deshacernos de nuestros perseguidores y aterrizar sin llamar demasiado la atención lejos de la ciudad más próxima a los combates, podemos ver las descargas iluminando el horizonte, no hay mucho, solo terreno baldío, rocoso y gris, también hay silencio, mucho silencio.

- Parece que los manthrakenses solo están interesados en ciertos puntos muy determinados del planeta, no tiene sentido - dice Dalia -

- Tampoco veo que tengan naves de transporte de tropas para una invasión terrestre. Si quieren tomar este planeta ¿Por qué intentan destruirlo?

- Acerquémonos a la ciudad con cautela a ver que es lo que está pasando en realidad.

Asiento y nos ponemos en marcha, por supuesto vamos bien equipados, y más en una situación tan peliaguda como esta. No pienso morir en una galaxia en guerra alejada de la mano de Dios. Llevo mi Colt modificado y mi canana llena de cartuchos adicionales además de un fusil de francotirador de larga distancia con capacidad para lanzar cargas electromagnéticas y explosivas, Dalia no se preocupa demasiado por pasar inadvertida y lleva una mochila llena con montón de explosivos y granadas de todo tipo, un desintegrador sónico además de su rifle automático de iones y una pistola a juego.

- ¿Me dejas el desintegrador?

- Nop.

- ¡Vengaaa!

- Sigue caminando.

- ¿Sabes que a veces puedes llegar a ser una persona muy desagradable?

- Dios ¿Por qué habré aceptado ese trabajo en Tiahuanaco?

- Porque te gusto.

- No me gustas.

Seguimos caminando, cuanto más nos acercamos menos parece una ciudad, más bien una fortaleza o un complejo militar enorme. Decidimos descansar un poco e intentar averiguar algo más bajo el amparo de la noche.

Una vez bajo el cobijo de la luna, avanzamos a paso ligero, pero a lo lejos vemos una figura que viene corriendo hacia nosotros, podría abatirlo desde aquí, pero eso sería de muy mala educación así que decidimos esperar en silencio y sorprenderlo para así intentar averiguar que está pasando.

El soldado parece estar confuso, mirando a todas partes, no es un explorador, no parece formar parte de ningún pelotón. Se para, mira hacia atrás y comprueba que está lo suficientemente lejos como para encender las luces de su casco. Finalmente le sorprendemos y le encañonamos.

- ¿Qué estás buscando por aquí, vaquero?

- ¿Vosotros sois los del transporte extraño que aterrizó ayer?

- Depende ¿Quién quiere saberlo y para qué? - dice Dalia-

- Me llamo Slob-Unim y quiero salir de este planeta cuanto antes, había perdido toda esperanza hasta que ayer vi vuestra nave.

- ¿Y por qué quieres irte? ¿Acaso los karodeonianos no estáis defendiendo este planeta usurpado de sus legítimos dueños? Parece que lo estáis defendiendo con uñas y dientes.

- ¿Qué? No sé quien os ha contado eso, pero Karodeon-7 no es más que una colonia, el emperador simplemente lo está usando como un puesto de avanzada para expandir el imperio, los manthrakenses quieren apoderarse de él para lo mismo, mi pueblo y el suyo llevan luchando durante siglos por expandir ambos imperios más allá de las estrellas.

- Creo que ahora las cosas van teniendo un poco más de sentido, pero ¿Cómo podemos creerte?, puedes ser un espía - dice Dalia -

- Llevadme con vosotros, solo quiero salir de aquí, no aguanto más esta guerra, ni la tiranía que ejercen ambos imperios sobre sus súbditos.

- Madre mía chaval, no nos cuentes tu vida y quítate ese casco, a no ser que seas muy feo, en ese caso no lo hagas.

Slob-Unim mira con inquietud a Dalia esperando una respuesta.

- Es así de idiota, pero sí, quítate el casco.

- Madre mía, no sois tan feos como los  manthrakenses pero tenéis vuestro punto.

- ¿Me llevaréis lejos de aquí?

- Si eres lo que dices ser sí, pero antes hay que arreglar esto, si estos gilipollas intentan expandirse por otras galaxias habrá que frenarlos de alguna forma.

- ¿Estás loco? ¿Cómo pensáis hacer eso?

- Con mucha imaginación y un poco de tu ayuda.

- Dime, todas esas armas que lanzan descargas hacia la órbita ¿Con qué las alimentáis? - dice Dalia -

- Usan el núcleo del planeta como fuente de energía, la canalizan y refinan a través de los niveles más profundos de los bastiones.

- ¿El núcleo es líquido?

- Así es.

Dalia me mira sonriente.

- ¿Qué narices está pasando por esa retorcida mente tuya, Dalia?

- BUM!

- ¡Oh, por Dios!

Slob-Unim nos mira como si fuéramos bichos raros y no le falta razón.

- Muy bien Slob-Unim, si eres lo que dices ser nos vas a llevar a la fortaleza y como se te ocurra dar la alarma te meto un tiro en esa cabeza rosada que tienes.

Slob-Unim me mira con cara de circunstancias.

- ¡Ey! A mí no me mires, ella es la capitana.

Así emprendemos nuestro periplo hacia lo que será probablemente una muerte agónica y terrible a manos de los karodeonianos.

Una vez cerca de las instalaciones vemos a varios guardias patrullando, según Slob-Unim es la zona menos vigilada pero aún así para ser una puerta trasera está muy bien custodiada.

- ¿Puedes abatir a los guardias de forma discreta?

- ¿Ahora quieres que nos pongamos a jugar a "Commandos"?

- Quiero que nos abras una vía libre para entrar.

- “Imposible señor”, “no puedo hacer eso señor”, “no hay manera señor”.

- Algunas veces te cosería a balazos ¡Solo hazlo! Nos mantendremos en contacto por el comunicador.

- “Oki, Doki”.

Después de tocarle un poco las narices a Dalia me pongo en posición y con el visor del fusil en modo térmico puedo distinguir fácilmente a los guardias, van cayendo poco a poco, también voy cubriéndoles hasta que llegan a un lugar relativamente seguro, espero un poco para asegurarme de que no hay patrullas y enciendo mi comunicador.

- ”Voy para allá” - digo imitando al boina verde de Commandos -

Me muevo con cautela sin apartar la vista del visor y sin a penas parpadear, noto el sudor frío resbalando por mi cuello, reviso cada esquina, cada montículo, cada atalaya esperando que no aparezca un nuevo guardia que pueda dar la voz de alarma, finalmente me reúno con ellos.

- Has tardado.

- Entremos de una vez Slob-Unim ¿Tenéis vehículos rápidos para escapar una vez el núcleo se desestabilice?


- Tenemos motos antigravitatorias para movernos por los complejos, son bastante eficientes.

- Bien, antes de nada deberíamos de trazar un plan de escape, por si logramos escapar.

- Están en los hangares.

- ¿Estás de coña? Osea ¿Tenemos que meternos de lleno en la boca del lobo? Esos hangares estarán llenos de naves, soldados y pilotos, y por si no te habías dado cuenta solo somos tres y tengo mis dudas acerca de que tú seas capaz de disparar un arma apropiadamente.

- Una vez el núcleo empiece a desestabilizarse creo que lo mínimo por lo que tendremos que preocuparnos es por eso - dice Dalia -

- Sí y probablemente también se lleven las motos. Como sea, vamos.


El interior está iluminado así que desactivo la visión térmica de mi visor, me lo echo al hombro y saco mi revólver. Slob-Unim nos va guiando por los inmensos pasillos llenos de puertas y salas con amplias cristaleras.

- Usemos las escaleras, será más seguro que ir en ascensor.

Asentimos. Yo bajo sin apartar la vista de la mira de mi revólver, Dalia hace lo propio con su rifle. Tas bajar bastantes niveles, me harto y le digo a Slob-Unim:

- Tío ¿En que piso están esas refinerías?

- Están profundas, en el manto inferior.

- Joder, pues sí que están lejos, luego no pienso subir escaleras.

Finalmente cogemos un ascensor para bajar a los niveles más bajos, aquí solo hay científicos y algún que otro soldado, nada difícil por el momento, lo malo será la salida. Finalmente llegamos a una colosal cúpula en cuyo centro se alza un tubo transparente de unos 200 metros de diámetro, hay mesas de trabajo distribuidas por todo el recinto y cientos de trabajadores por todas partes además de guardias fuertemente armados. Me giro hacía Dalia con una sonrisa sarcástica en la cara y le digo.

- Muy bien chica lista ¿Ahora qué?

- ¿Ves el líquido fluyendo por el tubo?

- Sí

- Tenemos que perforarlo, usaré cargas potentes.

Sí, se refiere a las cargas de las que hablé anteriormente capaces de perforar el polo de un planeta, nunca sale de casa sin ellas.

- ¿Y como vamos a ponerla sin que nos vean?

- ¿Qué tal se te da escalar?

- Pues muy mal ¿y a ti?

- Puedes trepar por la pared y el techo y asegurar varias cargas alrededor.

Menos mal que el suelo es metálico y se me ocurrió traer mis botas magnéticas. Aseguro las cargas en mi zurrón y me pongo a ello, Dalia me cubre por si acaso con su desintegrador sónico. Mientras estoy colgado del techo como un tonto pienso en que estaba haciendo con mi vida cuando acepté aquel trabajo en Tiahuanaco.

Poco a poco voy poniendo las cargas, un total de cuatro alrededor de todo el tubo, tardo un buen tiempo así que probablemente ya sea de día afuera, y como por arte de magia empiezan los temblores, obviamente los manthrakenses han comenzado a bombardear de nuevo, veo la salida cada vez más lejana. Las botas aguantan, pero como me caiga se va a montar una bien grande, me caigo... Afortunadamente los impulsores de las botas frenan mi caída pero soy recibido a base de las descargas láser de los soldados además de las de las torretas automáticas de defensa, intento planear mientras disparo pero es difícil, Dalia me cubre y destroza las torretas, yo alcanzo a algunos guardias y Slob-Unim le vuela la cabeza a un ingeniero que iba a activar la alarma, le disparo a los mandos para ahorrarnos disgustos gritándole.

- ¡BIEN HECHO CABEZA DE GLANDE!

Ya en el suelo continuamos la lucha, esta gente saca armas de todos sitios, ingenieros y científicos también las portan y me voy cagando leches hacia una puerta que se cierra tras de mi con una descarga en el hombro. Duele pero al menos no estoy muerto. Saco el comunicador.

- ¿Cómo mierda salgo de aquí? ¿Por dónde tengo que ir?

Estática, el comunicador no funciona, se debe de haber dañado. Aquí hay corredores largos y anchos así que cambio el tambor de mi revólver con cargas explosivas, probablemente vayan mejor. Empiezan a venir más soldados, y se desencadena el típico tiroteo de pasillo de toda la vida. Por fin unas escaleras me salvan de ser frito a tiros y comienzo a subir y a subir, las piernas me flaquean pero debo llegar arriba. Se abre una puerta, más soldados. Dos menos y una puerta abierta, bien, a medida que voy subiendo los temblores se hacen mucho más intensos. Necesito llegar a un ascensor. Intento con el comunicador y parece que funciona.

- ¿Dónde estáis? ¿Cómo coño salgo de aquí? ¡Esto es un laberinto!

- Usa los ascensores, sigue las marcas - me dice Slob-Unim -

Me describe las marcas de los ascensores y al fin accedo a uno. Tengo miedo de que se abra y encontrarme con un pelotón de cabezacubos pero no hay otra salida.

Se abre y en efecto comienzo a dispararles como si no hubiera un mañana, recibo una descarga en la parte izquierda del tórax, quema bastante aún con mi peto de metal kurlagense. Por fin parece que he llegado a los pisos superiores, hay mucho movimiento, corren todos como pollos sin cabeza, eso me da un respiro, intento pasar desapercibido. Veo naves salir del edificio contiguo, ¡ahí deben de estar las motos antigravitatorias!

Guardo el revólver y saco mi fusil, corro pero sin apartar la mirada del visor, mirando hacia atrás de vez en cuando, me cuelo por una puerta lateral, no hay mucha gente, veo que también hay barriles de combustible, y además son aptos para nuestra nave. El destino debe de quererme mucho para darme estas cosas. Cojo varios barriles los subo a unos cuantos remolques, me subo a una moto y me llevo otra para mis amigos, puedo manejarlo todo mediante los mandos de la que estoy usando, así que salgo echando leches. Me disparan y les respondo con las cargas explosivas del revólver, ni siquiera apunto, solo quiero que me dejen en paz, le dan a un barril, menos mal que llevo varios.

Una vez me alejo uso mi comunicador con preocupación.

- ¿Dónde estáis? ¿Tengo las motos y combustible para la nave?

Oigo los inconfundibles disparos del desintegrador sónico de Dalia y explosiones.

- Vete hacia donde entramos, vamos para allá.

Allí los espero listo por si hay que volver a entrar en acción, Veo a Dalia por la puerta y una descarga láser casi me vuela la cara, me asomo un poco y les ayudo a deshacerse de esos maleducados. Tiro el barril vacío, me subo a mi moto y Slob-Unim se sube con Dalia. Nos alejamos a gran velocidad.
Una vez dentro Slob-Unim me ayuda a repostar la nave mientras Dalia pone todo en marcha, la nave está operativa y ronronea como un gatito, a Slob-Unim se le ve feliz, nos vamos corriendo al puente y él se sienta en el asiento del copiloto, Dalia me mira y yo asiento con un gesto mientras me despatarro dolorido en el de la computadora del puente.

Despegamos y nos alejamos de la batalla, es hora de comprobar si no han descubierto las cargas, fui cuidadoso colocándolas así que espero que no, una vez lejos Dalia acciona el interruptor y tras unos minutos de tensa espera Karodeon-7 se convierte en polvo estelar llevándose la flota manthrakense consigo, esperemos no volver a encontrarnos con ellos de nuevo. Han sido un par de días bastante duros, sí, bastante dur.....

- ¡DEJA DE RONCAR!

-¿Pero qué coño?

Continuará...